Perú

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7.9.09

WITOTADAS / Ciudad de los Reyes

Sebastián Salazar Bondy, pese a ser limeño mazamorrero, la llamó “Lima la horrible”. Lima es una ciudad inmensa que a cualquiera serrano que la visita, le produce frenesí y ansiedad. Particularmente me encanta llegar a la capital. Es un gran monstruo donde encontramos de todo. La conocí cuando aún el tranvía funcionaba, o sea, hace mil años; y podías andar sin mirar a los costados por si algún amigo de lo ajeno te arranque la billetera (conmigo se quemarían) con bolsillo y todo, o peor, que te metan un verduguillo y te dejen muy cerca de la pelona. Pero también hay de lo otro, mujeres encantadoras cuyo paso no pasa desapercibido, tienes que dar la vuelta para verla en su esplendor, como decimos, para rompernos los ojos. Taxistas amables que hacen del viaje un placer, hay quienes hablan de sus conquistas, otros de sus males orgánicos, de su familia, siendo el común denominador, el tombo coimero (policía). Subir a un micro (servicio público) es angustioso, cada minuto sube un vendedor: dulces, cepillos, videos, peines, revistas, helados, etc., y si el viaje es largo, imagínense. El bullicio es un tormento para el que está acostumbrado a la tranquilidad, es como si de un momento a otro te volvieras esquizofrénico, voces y más voces, sin saber de donde provienen, que te van desquiciando de a pocos. La Ciudad de los Reyes es sólo para una semana, definitivamente.

Hace tres meses atrás recibí una grata invitación de un gran amigo para encontrarnos en Lima a fines de agosto. Aproveché ir unos días antes que llegue para visitar Huánuco, y el día que llegó de Europa, yo ya estaba en ella. Así que el encuentro fue de lo más alegre y placentero.

Siempre he llegado al cuarto de mi amigo William Loyola Matos, a quien llevé a Sucre por los años setenta, huanuqueño, inteligente y con un gran sentido del humor, ahora convertido en taoísta. No come carne, no fuma, no toma y dizque no tiene sexo, un verdadero mártir, eh. Pese a sus nuevas ideas seguirá siendo un buen amigo, no sé él, espero que sea pasajero su nuevo pasatiempo filosófico. Esta vez sólo encargué mis chivas, pues su empleada no quiso abrirme la puerta por temor a que la ultraje, ¡Qué horror por Dios!, se habrá visto.

Me encontré con un viejo amigo de colegio, Secundino Silva Urquía, a quien cariñosamente lo llamo “Macapiojo”, chaplín que desde estudiantes nos tenemos. Coincidió con el encuentro del gentleman Lolo Cervantes Velásquez, por quien siento un profundo cariño, me ha demostrado que su amistad está por encima de cualquier concepto “estúpido”…, y así dicen que son más inteligentes; todas mis consideraciones para tí Lolito. Coincidió digo, por que mis amigos llamaron para encontrarnos a las siete de la noche. Vino tinto con una botella de agua, ya había aprendido la lección, eh, no de nashaco (palangana), así se toma el vino señores. ¿Saben?, siempre tuve la seguridad que estos dos amigos son humildes, pese a que podían tirar pana por los cargos y el dinero que tienen en los “bolsicos”, es la sensación que tengo de ellos, respeto a mi persona, y es mutua; con seguridad.

Quiero hacer un acápite en estas líneas acerca de Secundino; no de tinte político, sino, de la persona. En tercer año de media nos conocimos, desde entonces nos viene a ambos la chapa de “Macapiojo”. Cuando los amigos lo escuchan, sonríen, no es común. (¿Arguediano?, no lo sé, siempre leí a José María por ser amigo del tío Carlos; desde chiuchi*). Su inteligencia lo llevó a graduarse de Ingeniero Civil, cuando los ingenieros civiles de la Universidad Técnica de Cajamarca eran respetados a nivel nacional. Esos años cuando el equipo de la UTC, con nuestro Juan Sánchez, goleaba a los grandes en su Héroes de San Ramón. Empresario de éxito, una linda familia, vida holgada y un luchador social encomiable. Pude comprobar su capacidad empresarial. Dirige tres obras de gran envergadura, Jesús María, Barranco y ganó la licitación para una en Miraflores. Lo mejor, que las dos que visité están llenas de trabajadores de su Quinuilla querida, primos, sobrinos, tíos; habiendo también de sus alrededores. “¿Te acuerdas del Negro Castillo?”, “Claro pe primo, jugaba su pelota como michi”, (modestia aparte). Cuando nos preguntábamos con Edwin del porqué, teniéndolo todo en Lima, se va candidatear a Sucre para el sillón municipal, la conclusión fue obvia; a tratar de levantar la identidad e imagen de su pueblo. Él sabe que se está metiendo, qué duda cabe, en un camino pedregoso, lleno de espinas y calumnias. Invita a Fernando Chávez, es un buen hombre, tiene todas las ganas de trabajar por Sucre. Suerte amigo Secundino, busquemos la superación de Sucre y sus caseríos; unidos se podrá salir adelante. Ah, gracias por todo Macapiojo, pronto estaremos tomándonos una leche de pantera, y, ojalá sea con ese sol limeño raro que salió esa tarde.

Pasar tres días con Edwin Tinoco Silva es todo un lujo, placer y un sueño surrealista. Algunos, poquísimos, dirán por qué tanta tribuna le doy a alguien “común y corriente” y que tuvo suerte. A estos sólo les podría contestar con algunas líneas de un artículo que publiqué en la revista “El Labrador” hace unos buenos años (cuando aún tenían la gentileza de invitarme); “Es fácil simpatizar con las penas de un amigo, lo difícil es simpatizar con sus éxitos”. Sus amigos, familiares, me dicen, “cuenta más Negrito, cuenta nomás”. No me desviaré, siempre ocurre. Lo que me sorprende de Edwin es su nobleza, aunque algunos sonrían a leer esto, y no es porque es un cojudo a la vela ¿eh?, sino más bien, por estar igual a cuando lo conocí, al que le puedes dar un abrazo fraterno, bromear, tomarse unos tragos, fumarse un buen puro de los que gustaba fumar el Maestro, conversar de música, (con obvias razones para estar en la reverenda calle frente a él, ¿verdad Emerson Li…?).

El miércoles por la mañana su llamada hizo que me trasladara a Santa Anita desde Jesús María. Junto a su hermano Milton, su hijo Carlitos y un amigo de Celendín fuimos a jamear (comer) unos suculentos platos marinos en el “Puerto Azul”. De sólo mirar la carta sentí unos retortijones, no de hambre ¿eh?; “pide nomás Negrito” y los retortijones aumentaron.

A las cinco de la tarde quedamos en encontrarnos con Patricia Valdivia, amiga virtual, para conocernos en vivo y en directo. Por sus venas corre sangre ayacuchana y es chalaca. Comprobé el por qué es mi amiga: simpática, buen humor, fina y sobre todo, sincera. Gracias Paty por ser mi amiga; nos faltaron imágenes para eternizar esa noche mágica. El punto de encuentro fue en Larcomar, en un restaurante llamado “Chilis”, allí aprendí a tomar vino. Lo único malo es que no hay lugar para fumadores, tenía que salir al aire libre a meter humo a mis pulmones. Aquí quiero hacer un alto, al ir a comprar los cigarrillos me dí con la sorpresa de que aparte de los cigarrillos finos y caros, también estaban los baratos, que en Sucre sirven para el bolo; “Caribes”, pero de palangana compré Lucky Strike. Noche inolvidable, con abrazos sinceros y con cierta tristeza, nos despedimos de Patricia. La noche continuó su rumbo bohemio, lágrimas, recuerdos...

El jueves Edwin partía a Trujillo a mediodía, así que regresé a Lima a vagar un poco, Willy no estaba en su casa, Alfonso Ugarte, Brasil, caminar hasta la Malvinas a ver celulares y de paso visitar a Lincoln para ver si me arreglaba un móvil. Entrar a un restaurante a comer un menú y el tiempo se alargaba. Suena el móvil; “…Negrito, no viajé… vente a la casa, urgente…”. Se había concretado un negocio y estaba felíz, uno de sus sueños de infante se había cumplido. Reunión que se alargó peligrosamente hasta el canto de los gallos.

Sábado, “…date un baño Negro que nos vamos al MUS…” (Movimiento de Unidad Sucrense). Encantado, necesitábamos de lo nuestro y los nuestros. Y así fue: Moisés Rojas, Manuel Zavaleta (grandes amigos), Eutimio, Raúl…etc. Mi hermano Coco llegó un poco tarde, un fuerte abrazo y un beso en la mejilla me demostró que no es tan frío como aparenta, de paso, la chispa que le pone hizo el deleite baquiano la noche fría limeña. “¿Edwin dónde vive?”, “Pues en Módena, Italia”, “Y por qué habla como español” (imitaba a los gallegos), “Ah, es que es Gallego”. Hay mucho por contar de sus experiencias, tal vez en un nuevo artículo lo haga…hasta del Mercedes Benz, já.

El domingo partí rumbo a la bella Cajamarca, donde mi cuerpo y alma, volvieron a la realidad y normalidad.


Elmer Castillo Díaz
DNI: 26731147

P.D. En el artículo anterior me olvidé de saludar al tío Mario, Herlinda y Yonel, un abrazo familia.
El buen gesto de Jorge Araujo Zelada de recolectar calaminas para techar la chocita del tío Cornelio, se vio algo perturbada, el alcalde se le adelantó… ¿juego político?
Me escriben pidiendo la entrevista con el Doctor Carlos Castillo Ríos, bueno, la promesa es que en mi próxima Witotada se las brindaré.

3 comentarios:

Elmer dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Querido Negrito dos puntos (jaja!!)

Te felicito por esta experiencia maravillosa que has vivido. . .por haber conocido a la Barbie. . que es una GRAN AMIGA. . .con los sentimientos a flor de piel. . .

Negrito. . . me da mucho gusto leerte con esa chispa que te caracteriza. . . asi. . asi me gusta leerte. . .

Un beso con cariño para ti. . tqm !!!

Patty dijo...

Gracias por esos momentos tan bonitos Elmer y cuando quieras me avisas y nos tomamos esa foto que para ti y para mi quedó pendiente.....tqm muakkkkkkk