Perú

Perú

15.9.10

Adiós "Viejo" Joel.

WITOTADAS



Hace un mes atrás falleció un vecino del barrio de Minopampa en Sucre, don Joel Escalante Sánchez, huauqueño, a los 96 años de edad. Me sorprendió esta muerte porque unos días antes lo había visto caminar guiándose con su bastón, o, algún buen vecino le daba el brazo para hacerlo llegar a la tienda del buen Tayo y. chismosear toda la mañana, porque don Joel había perdido el sentido de la vista, pero para conversar, ¡llámenlo! Uno se imagina a esa edad en silla de ruedas, con alimentación a base de sondas, cuidados para las escaras por parte de un técnico en enfermería, y tal vez, deseando inconcientemente (¿o muy concientes?) que nos lleve el Amito, si es que llegamos a esa edad ¿eh? Estaba muy cerca de cumplir un siglo y no dejaba de viajar a su fundo de Balsas y, viajaba sólo, claro, con la benevolencia y paciencia de los conductores. Cuentan que en Balsas se bañaba sólo en el río, no quería compañía, “no soy un inválido…”, le decía, a Elías, su hijo y a algunos de sus nietos que se acercaban a ayudarlo. Su pasatiempo preferido, aparte de su gusto por la charla, era jugar todas las semanas la Tinka, una especie de lotería en Perú; “…para esta semana me juegas estos números”, encargaba a un familiar para que lo jugase en Cajamarca, ¿qué habría hecho don Joel si se sacaba la Lotería?
Hace mucho enviudó de doña Tarcila del Águila, una bella, buena y agradable mujer, don Joel la atrajo a su Huauco desde las cálidas tierras de Juanjui; cuando estaba de mercachifle, amando y quedándose para la eternidad en estas tierras que vio nacer a sus hijos, once vástagos, pocos, ¿verdad?. Ahora, descansan ambos en Los Colorados (camposanto huauqueño). En casa de don Joel y doña Tarcila había el único televisor de la cuadra, así que a las seis en punto, cuando encendían el fluido eléctrico de la vieja peltón, estábamos sentados viendo el final de “Popeye” y seguía el favorito de la juventud; “El Zorro”. Nos acogía a todos, nunca vi un gesto de fastidio o cansancio, ni de ella ni de él. Y eso que éramos muy hartazos. Nuevamente juntos, descansen en paz.

El Pachamango es una fiesta muy colorida. Me animé a ir porque esto de estar encerrado en una habitación, como que nos jaquea. Enrumbamos con Orlando Villegas, un joven esmirriado profesor, entusiasta, atento y conversador. Tuvo que subirme a su maletera (y pilche), estaban ocupados los asientos por algunas féminas que también iban a divertirse. La pampa del Pachamango estaba “a todo dar”, las personas se sientan alrededor de ella y el panorama se hace bello y nostálgico. Este Pachamango tuvo un ingrediente especial, cartelones de toda laya mostrando sus mejores sonrisas de los candidatos provinciales y distritales, y, éstos se paseaban entregando sus propagandas y deteniéndose a saludar a todos, hasta abrazos había ¿eh?; rico y pobre, enternado y llanquetejo, al chelero y al cañacero, al arquitecto y al peón… ¡qué simpáticos son por estos tiempos!
No sé si les pasa a ustedes, pero suelo reconocer a una persona por la manera que nos da la mano al saludar. Aquella que te la da apenas, está descartada. O también pienso que de tanto dar la mano y abrazos podrían haber llegado cansados a donde estábamos, já. De los cuatro que estreché la mano, sólo a uno lo sentí sincero.
Sigamos con el Pachamango, hay que llevar algo de cash porque el rato menos pensado te antojas de algo rico. Nos encontramos con el primo Rola, el de los martes y viernes tertulianos en Minopampa, teníamos la idea de meternos a alguna cantinita a echarle una copa de aguardiente; para algunos, como nosotros, después de dar un vistazo a las cosas bonitas (en todo género eh) es imprescindible mojar el gaznate. Muy ofendido el primo Rola nos increpó, “… ¿quéééééé, vamos a tomar aguardiente con todos estos shilicos y josegalvinos prosas viéndonos?, ¿qué dirán?, no, no somos tan pobres, tengo para unas cervecitas…, señora, por favor tres cervezas”. Tenía razón, fueron algunas docenas y como siempre, los sucreños no nos separamos, hay camorra por algún recuerdo o alguna palabra mal entendida. Y como cuarto Dan en evitar cualquier trifulca llegamos sanos y salvos a nuestro pueblo desentonando “…no vuelvo a enamorarme más…”.

En los parlantes de los estadios de fútbol se escuchan los cambios que hay en los equipos, del que sale y entra. De vez en cuando se escucha que un desubicado dejó encendido su carro y que se acerque a su vehículo para apagarlo, como estás en el estadio no hay problema sigues viendo el encuentro, sólo si el manicero o el que vende cigarrillos se detiene frente a ti interrumpiéndote, “sale pa allá pelado”, le dices. En un partido de Perú en una Copa Mundial, en los años de ñangué, mirábamos atentos a Cubillas, Chumpitaz, Quezada, Muñante…, por esos años la señal no era nítida y siempre se congelaba, la tecnología estaba en pañales. De pronto se congeló totalmente, no regresaba la señal, la radio narraba el partido, de pronto (alguien muy inteligente, seguro lo puso) salió nuestro Indio Mayta con su tamborcillo interpretando “Carolina” y “La matarina”, desde entonces “odie” al pobre Miguel Ángel Silva Rubio, cantante folklórico celendino. Un candidato en Sucre a tomado como referencia la canción de “Los alegres de Bambamarca” poniéndole la letra a su candidatura. El antipático, para mí, y seguramente simpático para muchos: “No llama”, llega a la coronilla, que si le ponen su letra a la salsa de Nino Zegarra lo bailaría en media calle cuando pasan con su megáfono incentivando a la gente a votar por él. Pero, suerte a este candidato…suerte.




Elmer Rafael Castillo Díaz
DNI: 26731147

PD. Agradezco a los amigos que se han sumado a la cadena de oración por nuestra Masho y está dando buenos resultados…Minopampa y Sucre está contigo Mashito…Fuerzas.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien Elmer, lo abrazas a Pichicho y Jimona. Saludos.
Un abrazo
palujo