Perú

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29.4.14


                                                         



 EL LOQUITO TISHTO


La vida nos subyuga, muchas de las veces, con sus bondades mundanas. El caer subyugados y a la vez quedarnos esclavizados con las bondades del dios Baco, nos hace seres humanos sin voluntad. De profesión: carpintero, nos dice una de las canciones del “Puma”. Nuestro Loquito Tishto había heredado las habilidades del abuelo de Pinocho, Geppetto. Y cuando alguien es bueno en lo que hace y le gusta, hay que saber reconocerlo. Tishto es uno de ellos, bueno para las manualidades con la madera. El pequeño problemilla es que todas sus herramientas se han estado yendo de a pocos por un copa de aguardiente. Años tras años se dedicó en cuerpo y alma a venerar al dios Baco alzando el codo y mojando el gaznate, con una buena copa de cañazo.

Uno cree que puede dominar el alcohol y seguimos creyéndolo aún cuando hemos perdido la familia más cercana, esposa e hijos, con las consecuencias que ello acarrea. Con 55 años de edad, más de 30 dedicados al alcohol con periodos brevísimos de sobriedad, hacen de su vida un cúmulo de experiencias, buenas y malas. Sus compañeros de estudios cuentan sus anécdotas y uno sonríe pensando en la niñez y la adolescencia del Loquito Tishto. Lo que si doy fe es de sus dotes de equilibrista, subía con esa rara habilidad encaramándose en el poste (eucalipto) de luz hasta lo más alto, tomaba un pequeño impulso y estaba de pie en la pequeña circunferencia, a unos 10 o 12 metros de altura, rompiéndonos los nervios cuando se balanceaba parado en un solo pie, mientras que él era risa y risa.

Hace unos días nos contaron que al Loquito Tishto le habían dado una maja (paliza) de padre señor mío. Motivo, “los encontraron robando un saco de choclos”, con el agravante de tener el astro Rey sobre nuestras cabezas. Su socio, un joven de menos de 25 años, literalmente desapareció cuando los dueños aparecieron con sus varillas dispuestos a romperles la crisma. Loquito Tishto fue el receptor del castigo, por supuesto que no fue fácil, se defendía a su manera. 

Loquito, cuánto hay de cierto de la paliza que te propinaron los dueños de los choclos. Mira Negrito, ese día nos fuimos con “Nike” a ver las truchas que hay en el río, el sol estaba fuerte y en la chacrita había cañita de choclo, estábamos jalando y chupando las cañitas, refrescándonos pues,  por eso fue la maja mi querido Negro. Pero en el parte policial no dice “cañitas”, sino, “un saco de choclos”. Ahh bueno, no podíamos dejar los choclitos, sino, nos iban a decir que habíamos hecho “daño pe Negrito”


                                                                                                                                                            Wito…






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