
WITOTADAS
De niño nunca comprendí, tampoco me lo enseñaron, el significado de la palabra religión. El rezar, confesarme para recibir la ostia, asistir a misa los domingos, cantar en el coro de la iglesia del barrio; me eran totalmente indiferentes frente a la verdadera naturaleza religiosa. Mis padres, sin querer, me lo enseñaban tácitamente. Sentí la necesidad de Dios cuando mozalbete y con algunos vicios, perdí a mi padre, no experimenté esa presencia celestial y omnímoda. Cuánto lamento no haber conocido más a mi padre, sólo imágenes imperecederas quedan en mi alma de aquel viejo amigo. Esta desgracia coincidió con mi llegada a Sucre, tierra de mis amores. No entendía qué sucedía con mis enmarañados sentimientos. Hasta ahora, casi viejo, no llego a comprenderlo. Su muerte me volvió melancólico, me asustó más que me afligió, más que su partida me dolía su abandono, refugiándome en mi vida interior. Tal vez por eso acepté de buen gusto y talante a los Testigos de Jehová. Personas con un buen criterio objetivo acerca de la muerte, pero sobre todo, el apoyo moral y desinteresado que le prestaron a mi inmensa pena. Ni que hablar de los conceptos morales y éticos que manifestaban y practicaban en su vida diaria, me consta. Y más aún, la gracia de las hermosas y desinhibidas mujeres que predicaban la pronta llegada del Reino de Dios.
Ahora, después de haber leído no sé cuántas y qué cosas, donde uno adquiere sabiduría y locura, quedándome con ambas; la palabra religión tiene el concepto, para mí: “Manera piadosa de vivir”. ¿Cuántos hombres de sotana o los que están involucrados en dirigir rebaños, los Pastores, viven piadosamente? Con muchas excepciones por supuesto. Conozco algunos que se dan el lujo de criticar en plena misa, la cultura de los campesinos por el simple hecho de recordar a sus seres queridos con un ágape, llenándoles de improperios. ¿Acaso ellos no cobran por celebrarlo? ¿Cuántos de ellos acompañan al humilde, o socorren al enfermo? Siempre se los ve a lado de las autoridades u hombres pudientes, festejando, brindando y emborrachándose. Arguedas comentaba las debilidades y opciones de estos fariseos vestidos con piel de cordero.
Cuando se ha vivido como yo lo he hecho durante toda mi juventud, se padece de una incapacidad crónica de condenar a los pecadores e incluso de sorprenderme de sus pecados. Si servimos a Dios, pues vivamos piadosamente.
Elmer Castillo Díaz
DNI: 26731147
elmercastillo1@hotmail.com
http://huauco.blogspot.com/
1 comentario:
Muy bonita esa foto....que bueno que ya pusiste al día tu Huauco....te echaba de menos ;) besos.....
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