Perú

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27.9.13





Espantando la Vejez


No es mí intención, con las disculpas de un buen mi amigo (luego explico el por qué de estas disculpas), “panudearme”, ni mucho menos ser el  inventor de algo que sucede con las personas de mi edad. Una de ellas es el “amontonarse”, cuando por acá te dicen, “no te amontones”, quiere decir que “no te des a la vejez”, como reza la copla carnavalesca.


 En el barrio de “Horacio Zeballos Gámez”, Cajamarca, hay un Complejo Deportivo que lleva el mismo nombre del ilustre maestro que entregó su vida por la reivindicación de los maestros en el Perú, (reconocido por sirios y troyanos). Todos los sábados y domingos nos visitaba el ingeniero Tulio Mondragón, ex dirigente del conocido “Agronomía” de Cajamarca, en esa fecha, él tenía 64 años y se vestía de corto para “pichanguear”. Religiosamente nos acompañó más de siete años, muy agradable, educado y, para rematar, se hacía unos señores goles que muchos envidiábamos. Por supuesto, sus intenciones de recuperación del balón eran casi nulas, él esperaba. Me decía, “Negrito, yo juego para espantar a la vejez”, sabio Tulio.


Un día de esos desapareció, no volvió más. Oye, ¿has visto a Tulio?, ¿en política?, ¿con quién, coronel o general?, ¿aahh, con Coronel? A veces se daba su vuelta, ya no llegaba con el buzo guinda y las zapatillas Venus, sino, como sabe vestirse, impecable. Bromeaba,”… ¿no ha salido Elfer?, seguro está tejiendo las medias y con el punto patito…”. Y tú viejo, ¿por qué no traes tus chivas? Hasta que un día dejó de venir definitivamente, la alegría contagiosa de Tulio desapareció de nuestra plataforma deportiva. Siempre lo encuentro, compró mi pan cerca a su departamento y nos saludamos, el sigue correcto, como lo conocí. Sólo abandonó el peloteo, el poder se adueñó de él. O ¿será su edad avanzada?, porque tranquilamente está en los 75 o un poco más, sino, pregúntele a Carlitos.


Espantando la vejez. Jaime Velásquez Zegarra (62), Jaime “Misho”, ¿se estará retirando del fulbito?, un día de esos me dijo, “…la pelota es un vicio Negrito, un vicio”, ¿cuántos años jugamos pelota cheche? Ya las rodillas no me dan Negrito. Debe ser cierto. Vamos a jugar pelota Jaime, “ayyy Negrito, ya estoy pasmado…me joden las rodillas”. Espero que se recupere y alinear para divertirnos, a nuestro ritmo, con la pelota.


Espantando la vejez. Napoleón Zegarra Guerrero (58), más conocido como Checa en Sucre, hace cinco años atrás se ponía buzo, pelota debajo del brazo y se daba la vuelta completa a Sucre, casa por casa, buscando peloteros y lograba jugar, ese era su fin, no le importaba los medios, jugar. Hace unos años cayó con una enfermedad que no le permite realizar deporte, si por él fuera, moriría jugando y fumándose un cigarrillo (como el suscrito).


Espantando la vejez. Fernando Chávez Collantes (56). Otro antiguo representante del viejo SIL, a quien también podría llamarlo, vicio de la pelota; alejado del deporte. No sé, tal vez juegue con el grupo que maneja como Alcalde del distrito, de lo que estoy seguro es que al campito del Cole no va, ¿cuánto tiempo?, quizás desde que el poder comenzó a absorberlo o, los achaques de la vejez comenzaron a hacer mella en su organismo.



De los que pasamos los cincuenta y hemos corrido tras una pelota en nuestro Huauco, pocos son los que salen a jugar en la plataforma del colegio. El “Canchón”, mítico campito en el Andrés Mejía, cerrado y prohibido practicar deporte, por qué, algún muchacho rompió un vidrio de 5.00 nuevos soles. Hace unos meses encontré a unos paisanos que gestionaban un proyecto para que el Canchón sea techado y posiblemente le pongan gras sintético. ¿Para qué? Si así no nos dejan jugar, con todo eso será peor que entrar al Olimpo. Sé que en Lima y en Cajamarca todos los sábados: paisanos, amigos y familiares, que pasan de los diez lustros  siguen peloteando en el viejo Huachipa, o como ellos le dicen, “Huachupa”, o en Cajamarca en la Universidad los domingos para luego refrescarse en Felipe. ¡Bien!, mis saludos a esa gente.


Y acá van las disculpas al buen amigo. Éste, como debe ser todo amigo, corrigió de manera elegante y caballerosamente algunas de mis Witotadas donde, “sin querer queriendo” me echo flores con la pelota. Entre mi decía, “si no me los echo yo, ¿quién?”. Lo decía sin mala leche, tratando de que la gente no se canse con la misma “vaina”. Tenía razón. Es como si en todos tus escritos hablaras del Huishquimuna, el Lanchepata…etc., cansa Negrito. 


Había prometido no tocar el tema deportivo en donde me incluyera en los escritos.


Éste he querido hacerlo como un homenaje y tratando de levantar los ánimos a aquellos que alguna vez corretearon tras una pelota conmigo y ahora están alejados de “la que no se contamina”, a los que están amontonados, a los que la vejez les ha dominado, volviéndolos apáticos. Es conveniente salir a pichanguear, aunque sea una vez a la semana, es beneficioso para la salud física y mental. No esperemos que haya una actividad para juntarnos y practicar una de nuestras pasiones adolescentes. Por supuesto, a nuestro ritmo, sin decaer, pese a las sonrisas de algunos espectadores cuando nos costaleamos y apurados piden periódico para tapar el cadáver. “Ya te jala la tierra viejo”. Pero, déjenme echarme una flor, “dando clase a la juventud”. Y lo digo porque soy el único “viejo” de 54 años que sale a jugar los sábados, en el Colegio San José, con jóvenes de base35 para abajo,  donde y aún sudo “la gota gruesa”.


Por supuesto que después de los partidos me duele hasta el alma y las uñas, y, los calambres me hacen saltar de mi cama todos los sábados por la tarde, pero qué bien se siente uno ¡Dios mío!, estás fresco, parece como si te hubieran hecho una limpia sin la necesidad de pasarte el huevo, el cuy o la gallina negra, por el cuerpo. Las tensiones  que tenemos a diario por seis días, se van, aunque nuestra vieja y decadente osamenta esté intocable, los sábados después de jugar pelota con los jóvenes de Sucre. Peloteemos.



                                                                                                                                                                     Wito…

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