¿Comercial o Genérico?

El anuncio (entre otros) del presidente, Martín Vizcarra, de la comercialización de medicamentos genéricos en las farmacias de renombre, la mayoría transnacionales chilenas que todos conocemos, ha puesto en debate y a muchos nos ha puesto a investigar acerca de ellos. ¿Cuál es la diferencia, por qué los genéricos son mucho más baratos si los dos contienen el mismo “principio activo”? 
Según los especialistas, los famosos genéricos tienen la misma calidad, eficacia y seguridad que los de marca, eso quiere decir que los genéricos tienen la misma composición cualitativa y cuantitativa, o sea, tienen el mismo propósito que los de marca, y algo muy importante, cuestan 80 % menos que éstos.
Entonces, ¿dónde está la diferencia?

Mi buen amigo, Max Lira Segura, hace dos años nos explicaba, con esa manera tan peculiar, didácticamente acerca de ello. El tema era propicio, pues nuestro joven acompañante preocupado y en esos momentos desinhibido por las cervezas que brindábamos, nos contaba que a sus 42 años no estaba “funcionando” bien en el ring de cuatro perillas, con el agravante de tener una bella mujer.
“Me sorprende, Gringuito, que a tu edad estés inquieto, pensativo, intranquilo y acongojado por esa situación, ahora que la ciencia está tan avanzada existen formas y medicamentos que te ayudan a superar ese “pequeño” inconveniente. Acá en Lima te vas a cualquier tienda de la esquina y, no sé si en provincias es igual, al costado de los dulces, de los cigarrillos o los tragos, están los famosos Sildenafilos de 50 mg y de 100 mg y a solo dos mangos (soles). Claro que no es igual al Cialis, que debe estar 15 o 20 mangos. La única diferencia es que, mientras que con el Cialis el que te “cuento” está operativo a los cinco minutos, el Sildenafilo te pone en forma a los 30 minutos, pero no te hagas bolas, esos treinta minutos puedes hacerla bonita, una copa de vino, caricias y no te vas a sentir mal, pruébalo Gringuito, lo que me sorprende y en verdad me preocupa es que a tu edad estés así. Y no te chupes en pedir en cualquier farmacia, estamos en pleno siglo veinte y uno, es normal”.
Más claro y pedagógico no puede haber sido. ¡Grande Max!