Perú

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17.10.17

Envidia e impotencia.

Sucre, es el pueblo donde me gustaría morir. Sabemos dónde nacimos, la muerte nos encuentra en cualquier lugar. Mientras mi espíritu mora en Huánuco, el Huauco (Sucre) se ha ido inoculando en mis venas día a día. Sucre es el pueblo más hermoso del mundo. No sólo lo digo yo, amigos que viven por años en USA, España, Italia, etcétera,  donde hay pueblos inmensamente bellos, con  culturas antañas, monumentos universales, comodidad económica, social y cultural; nos dicen, “…nuestro Huauco, es nuestro Huauco, acá vivo, existo”. Telúrico, de ahí su verdadero nombre, Huauco. Familia, amigos y paisanos, también reconocen que “el pueblo es lindo, no hay como él, pero su gente es jodida”. Yo diría, es cruel.

La crueldad es una tara que todos llevamos, es humano. El ser humano no sólo es bueno, también es malo y a veces linda con lo patético. Cualquiera que sea nuestro crecimiento, social, económico, cultural, familiar, no faltará lo de “pueblo chico infierno grande”. Nada es bueno. Si tienes un poco de dinero, tienes una casa, un carro y algunos chibilines en el bolsillo, eres narco;  el artista que es reconocido por sus obras a nivel nacional, no vale nada; al pequeño emprendedor, hay que tumbarlo; al profesor que disciplina a sus colegas y a los alumnos, hay que denunciarla; al amigo que voló, literalmente, por el mundo acompañando al mejor tenor del mundo, “qué le habrá hecho pues”. Es interminable. Como dice Isabel Allende, “…apenas se cierra la puerta tras su espalda, comenzamos a rajar de él…”.

La alevosía, la maldad, que acaban de cometer contra la piscigranga “La Quintilla”, de Elmo y Clodomiro, es un acto criminal. Las pericias por parte de la Policía Nacional de nuestro distrito, determinaran a los culpables, sea quien sea, debe ser sancionado. Desde acá me solidarizo con estos amigos.

W…

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