Humanamente…
Sucre tiene dos santos, el primero, el gran San Isidro Labrador, el Viejo Ishico. Miles de devotos le rinden homenaje el mes de mayo. Castillos, bombardas, banda de músicos, novenas por barrios, misa central el día quince, los visitantes llenan su iglesia y su pequeña y deteriorada Plaza de Armas. La alegría de viejos, jóvenes, niños y extraños, es desbordante. Es el Patrón de todos, hay que respetarlo y levantar los ojos en señal de agradecimiento por acogernos en el regazo de su pueblo cuando sale a sus calles el día de su procesión. Todas las oraciones van dirigidas a su magnificencia para con todos los que amamos.
El otro, un poco apartado del pueblo, San Antonio. Apartado por que su capilla está yéndose al cementerio de Sucre. Sus devotos dicen que no le dedican mucha atención y lo llaman “El Santo pobre”. De todas maneras sus fieles devotos le rinden homenaje a su manera. Sus novenas infaltables, con su olluco, quesillo y el cafecito caliente para abrigarse del frío que viene de la abierta pampa que da a Chaquil. Los visitantes se regocijan con los Danzantes, que interpretan antiguos requiebros dirigidos por el incansable Coshotito. Todos disfrutamos de las interpretaciones de los danzantes, en su mayoría jóvenes y niños.
¿Pero quién pone la música? Cornelio Chávez Chávez. Un desgarbado, triste y pobre familiar. Con una especie de quena y un pequeño tambor hace la delicia de los bailarines y los acompañantes. He visto llorar a los amigos sentimentales escuchándolo tocar ambos instrumentos al mismo tiempo, es especial su interpretación. Para la fiesta de San Antonio es el más buscado y cuidado. Los mayordomos no lo dejan ni a sol ni a sombra. Lo cuidan y atienden desde que baja de su vivienda, que paradójicamente está a unos pasos de la capilla, pues si lo dejan, a la media hora está obnubilado por los efectos del alcohol que es su alimento y olvido para su pobreza. Un solo mes al año es el más solicitado, come bien, está bien arreglado con ropa limpia, se lo ve cuerdo y tiene su propina. Al acabar la celebraciones del santo San Antonio, vuelve a la normalidad, abandonado, borrachito, (quién sabe si come) y descuidado.
Lo que no entiendo es la indolencia, por parte de las autoridades y mayordomos, de tan singular personaje. Es un icono de la cultura sucrense, sin él, San Antonio decaería de una manera estrepitosa, los que podrían suplantarle no llegan, ni remotamente, a su arte y fantasía. El tío Cornelio tiene un lugar en la vida de Sucre, su padre también fue músico de San Antonio, él, le legó la destreza y podría decirse que lo superó. Su abandono ha llegado a extremos muy preocupantes. Un tumor, se tendría que descartar su peligrosidad, en el lado izquierdo de su rostro del tamaño de una pelota de ping pong (un poco más grande) hacen que se lo vea con tristeza. Este bulto me ha hecho que escriba este artículo, seguro que aún hay almas dadivosas, junto con ellas queremos hacer que sea visto por un médico y establezca una posible operación. Que bueno sería que sólo sea grasa, el galeno del Centro de salud podría intervenirlo. (Mientras la capilla sigue refaccionándose con lujos…oh my God)
Estaré atento a sus respuestas y ayuda…
Elmer Castillo Díaz
DNI: 26731147