Perú

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24.3.11

...cual Ave Fenix...

WITOTADAS

Un fuerte y sincero estrechón de manos, sumado a un abrazo entrañable; muchas veces nos saca de la modorra que nos apesadumbra sentimentalmente y pasionalmente la vida. Hay personas que irradian energía de por si, sin necesidad de exigirse para ello, tal vez por ello son exitosos en la vida. Hace tres días atrás llegó al “Castillo del Huauco” (unas cabinas de Internet que tengo en Sucre) una antigua y querida amistad para hacer uso del servicio, su sola presencia en el local levantó mis ánimos un tanto alicaídos y creo, de los jóvenes que se encontraban esa tarde. Pocas personas tienen a flor de piel ese dinamismo, máxime andamos atormentados por la existencia. En especial los soñadores que tienden a la murria, encontrarnos con uno de ellos nos despabila y seguimos haciendo lo que nos gusta con nuevos bríos. Por eso es que estamos por acá, para escribir de Negro, mi perro, o de algún personaje clásico del pueblo, de política poco, es aburrido y peligroso, te puede gustar.

Es chévere vivir en Sucre, alguien seguramente se preguntará, ¿qué tiene de bueno vivir en un pueblo pequeño? (en mi caso, morir).Veamos, las buenas y malas noticias llegan a cada casa del pueblo. “Se ha accidentado la Mashito”, “El Neto Fish ha ascendido a general”, “La nieta del primo Zamora ha fallecido”, desde la Conga de Urquía hasta la última casa de La Toma, reciben la noticia y lo exageran a su gusto. En las ciudades grandes, a veces, ni nos enteramos qué es el vecino del costado de la casa. Sucre en su totalidad se conduele de alguna desgracia, sea pobre o rica. En una urbe no sabemos de quién es el velorio a dos cuadras de nuestro domicilio. En los pueblos chicos el chisme está a flor de piel, no importa si hablan bien o mal (más esto último), mientras estás en la lengua de ellos, mejor, ¿sabes?… sientes que estás vivo. Acá en Sucre eres alguien (bueno o malo) en la ciudad…nadie.

Hace mucho que no escribía del SIL, pensé que su agonía era larga y que era mejor retirar el respirador que lo mantenía vivo. Por eso mi silencio. Hace tres noches hubo una reunión de EMERGENCIA del Club Deportivo Cultural San Isidro Labrador, propiciada por el bueno de “Lipa”, Felipe Rojas. Desde que conozco a “Lipa”, siempre lo vi interesado en que los niños y jóvenes practiquen el deporte Rey, loable la acción de “Lipa”. Esa noche se formó la nueva Junta Directiva y el nuevo Presidente del club al día siguiente se apersonó a mi vivienda, haciéndome conocedor el deseo de los jóvenes para dirigirlos. Honor para mí y agradezco la deferencia. La haraganería huanuqueña se me irá por las mañanas para dar paso al trote suave acompañando a los muchachos y, de paso tratar de bajar esta preocupante e incipiente guata. El sábado en la parroquia será la juramentación de la Directiva, a la cual he sido invitado y por mi intermedio están todos los amigos del Huauco, que recuerdan, quieren y respetan a esta Institución, a acompañarnos en mente.

Algunos amigos me han preguntado qué fue de la vida de Negro, mi perro el cuyero. Para ellos.
Negro estaba por pasar a mejor vida, cuando iba por el corral para chismear el pan que hacen en el horno, por el cedrón para el tecito, o el rocoto para que lo muela Federico en el batán; el verlo encadenado, moviéndome la cola avergonzado y con el hocico lastimado, me hacía sentir mal. Se me escapaba algunas frases, “…te jodiste por cojudo,…tan eoonn eres…”. El domingo por la tarde le tenían que dar la pastilla para “dormirlo” y desde mi cuarto escucharía los ladridos desgarradores de Negro muriendo, a quien también le digo “Grone”. En casa hay otro perro, “Scooffy”, es un cruce de Labrador con Dogo, lo trajeron de Cajamarca cachorrito. Chato, recio y hocicón. No somos amigos, no se acerca a mí y siente algo de miedo, la familia lo sabe. Engreído, puede subir a cualquier mueble y dormir a pierna suelta con ronquido y todo; lo peor, que todos lo cariñamos al pasar a su lado. Sus baños semanales son con champú, tiene su toalla blanca (ni la mía) y un líquido que le echan en la columna vertebral para librarlo de las pulgas, hasta una colonia cara le ponen sin que sepa el dueño, já. Sin contar con las preferencias alimenticias eh, si lo llegan a conocer está rebosante de hermosura por su gordura. Es bonito el feo.

Negro es el polo opuesto, Negro es mi amigo. Chusco por donde se lo mire. Si lo bañan, para que Scooffy no se contagie con sus parásitos, es con detergente. Callejero y busca bronca, pese a que es un enano. Atrevido, orgulloso y altivo. Ha sobrevivido a dos envenenamientos y a las majas que le han dado por mañoso. Cuando se enamora se pierde dos o tres días, regresa magullado y con algunas heridas de guerra de amor. Scooffy no sabe nada esto, es un engreído y no lo dejan ser perro.

Como Negro estaba encadenado y a pan y agua en el corral, muy de mañana me acompañaba tímidamente Scooffy a comprar el pan y mis cigarrillos, a dos cuadras de la casa. “Charapo” se recogía luego de un sábado carnavalero de amanecida, al verme detuvo su vehículo y me pidió brindar, “las del estribo Negrito, ya me voy a descansar”. Mandé a Scooffy a casa con un “a la casa Scooffy…váyase a la casa…”. Después de las dos cervezas Charapo agarró el volante y se dirigió a su domicilio. Al llegar a casa pregunté por Scooffy, lo buscó todo el mundo, no había. Lo encontraron a la media hora por la pampa correteando con un par de sus congéneres. Preocupó a la familia y algunos vecinos se sumaron a la búsqueda

Esa misma tarde iban a sacrificar a Negro. A la hora de almuerzo me pidieron, un poco ofendidos por mi descuido de dejar a Scooffy en la calle, “…el Scooffy es despistando y desubicado, hay que tener cuidado con la puerta…”. No sé de dónde se me ocurrió, “…no hay problema, tendré cuidado…pero una cosita, se supone que este perro es fino e inteligente (dándole énfasis, mientras Scooffy me miraba curioso),…si al Negro lo van a “dormir” por mañoso, a éste, deben “dormirlo” por zonzo, cómo se va a perder a dos cuadras de la casa… ¿tan gafo es?”. Vi un gesto de aprobación de mi madre (ya le había pasado el colerón y su bondad es más grande que doce cuyes), del cual todos se percataron. Negro ha sido indultado por mayoría, gracias a la magnanimidad de mamá y la torpeza de Scooffy.

Negro ha sido trasladado, del “Pasillo de la muerte”, a un costado del portón de entrada, encadenado, dependerá mucho de su comportamiento para librarse de esos grilletes que le impiden ser libre. Por lo pronto, deberá agradecer al “despistado” de Scooffy por permitirle seguir respirando. ¿Fue adrede lo de Scooffy?

Elmer Rafael Castillo Díaz

2 comentarios:

Patty dijo...

Toalla blanca (ni la mía) ajajajajajajajajajaj largué tal carcajada que aquí todos me miraron Elmercitoooooo jajajajajajaj asi son algunos canes tqm tioooooooo muakkkkkkkkkkkkk

Elmer dijo...

Tía:
Si pues, lo único que falta es que le calienten el agua, ni a mi.
Un abrazazo tía, cuídese.