COMENTARIO
Jorge
Horna
Manuel Guerra (1957), nos trae Trasiegos
(Edit. Horizonte, 2013), su primera novela, una historia envolvente en los
treintaiocho capítulos que conforman el libro. Cada uno es una recreación
ingeniosa y un matiz ficcional de los relatos que el
autor guardó desde niño como un tesoro recibido de labios de sus parientes más
cercanos. A su vez, en una mirada de conjunto
nos deja un sabor de totalidad, una estructura novelada íntegra.
Atribuye a cada personaje un lenguaje
llano, sosegado, propio, preciso para la caracterización de cada uno de ellos,
sin presunciones encaja cada giro expresivo con la naturalidad que fluye de su
arraigo telúrico. En la trama narrativa, además, inserta con solvencia y
concisión los hechos históricos del poblado, Celendín, donde transcurre la
mayor parte de la dinámica argumentativa.
La novela Trasiegos tiene un permanente halo lírico; sin exceder la imagen
poética, Manuel Guerra le otorga temple a su obra: “... el laborioso trajinar
de los sueños”, “sus ojos brillando como luciérnagas perdidas en el abismo de
la noche”, “la espesa humareda como una inmensa larva retorciéndose en el
firmamento”. Expresiones arrancadas del universo natural en el que viven los
personajes con sus esperanzas, ilusiones, alegrías y pesares, sufrimientos y
dichas sorpresivas que pintan de cuerpo entero la existencia y la nostalgia de
los errantes de esta tierra.
El amor, tema presente en la novela, tiene
un tratamiento transparente y devela la intensidad de este misterio humano sin
caer en el facilismo erótico.
Las coordenadas en que se desarrolla la
prosa narrativa se inicia en Celendín, cuna de Lute el protagonista, referente
que se proyecta al pasado y al presente; el río Marañón y el sofocante
villorrio de Balsas atiborrado de escenarios que guardan secretos aconteceres.
Lima y el Callao son también espacios para la trashumante prole de Lute,
quienes se ubican para vivir o sobrevivir en los sitios más modestos acorde con
su procedencia social.
Uno de los hijos de Lute que migra a la
gran urbe muy joven, de pronto inicia su militancia política con entrega total;
esa experiencia narrada que se desplaza por tierras de Huánuco, Ancash, la
selva y otras ciudades, y su estancia adolescente en el servicio militar
acaecido en Cajamarca son contados con crudeza y sinceridad necesarias.
Un logro destacable también es el manejo
sintáctico, la habilidad para hurgar los diversos puntos de vista sin mellar la
belleza literaria.
Trasiegos
es la celebración y homenaje al nómada que busca la
felicidad en una perenne aventura humana, sin olvidar los aromas y los cielos
de la tierra donde nació y a la que retornará para quedarse aferrado a la
soledad para siempre.
Lima, 19 de
octubre del 2013
1 comentario:
Vine a visitarte... un beso tío muakkkkkkkkkkkkkkk
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