Perú

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31.1.14













WITOTADAS


El ambiente electoral en nuestro pequeño pueblo está caldeado. Los rumores corren como reguero de pólvora, dicen que hay cerca de 10 candidatos (con una pequeña proyección de llegar a 18 ¿eh?), todos ellos con algunas posibilidades, unos más que otros por supuesto. Eso sí, nadie está seguro, pues los votantes, conforme pasa el tiempo y mientras más se acerca al día de las elecciones, van saliendo trapitos sucios de todos ellos, nadie se escapa y van mellando al que posiblemente llegue a ser el burgomaestre para el 2015. Se dividen las familias, mira  a quién le ha dado trabajo, odios intestinos, envidias, etc. Con decirles que en una casa familiar de cinco electores, cada uno tiene su candidato favorito, no hay, ni ahí en el seno familiar, una concordancia. Está en nuestra naturaleza, no lo podemos evitar.

Tocaré de dos candidatos los comentarios que se escuchan de aquí, allá y acullá. Los demás, con ciertas excepciones, me son desconocidos.

El señor Wilson Zavaleta regresa a las lides por tercera vez, en las elecciones pasadas, sui generis, ocupó el segundo puesto por un margen, controversial, muy cerrado. El señor Zavaleta es un profesional que se ha ido ganando el respeto y cariño de los que lo conocemos y de los extraños. Estoy seguro que sus enemigos políticos sienten admiración por toda su carrera profesional y por ende, respeto. El “Cabezón”,  como cariñosamente lo llaman sus amigos, hace mucho tiempo que ha contribuido con el desarrollo de Sucre, no necesariamente tiene que llegar al palacio municipal para estarle agradecidos. No es político, me refiero al político dicharachero, cariñoso. La primera impresión que nos causa al conocerlo, es el de soberbia, de carácter fuerte, de aquellos que está acostumbrado a mandar: es su personalidad, como repito, en la primera impresión. Cuando llegas a conocerlo es un hombre de buen humor, bohemio, inteligente, irónico, agudo y amigo. Su seriedad, sumado al vozarrón (al pororoj, como dicen por acá), intimida al que lo escucha y lo ve, son sus enemigos para ser político.

Por ahí veo que el señor Secundino Silva se acaba de lanzar al ruedo electoral. En las elecciones pasadas no le fue bien, ciertos factores  impredecibles determinaron su derrota. Pero como buen luchador, regresa, eso ya, es un punto a su favor. Empresario exitoso en el rublo de la construcción, su profesión lo amerita, ingeniero civil. Está imbuido en él, no descuida sus estudios, está al tanto de los últimos avances concernientes a ello. Inteligente, tiene facilidad para comunicarse con el entorno donde se encuentre, esto último, por ese vicio de la lectura que pocos lo tienen. La primera impresión al conocerlo, lo conozco de años, es la de sencillez. Bonachón, siempre sonriente, bohemio, pueblerino (en el mejor sentido de la palabra), amante de la justicia social, respetuoso. Este año, por los factores que se están presentando, se va directamente al sillón municipal. Esa juventud, que se va extinguiendo, lo acompaña y es su segundo punto a favor y por ello, tiene que tener tino, prudencia y moverse en esas aguas caudalosas y resbalosas.

Wilson Zavaleta no ceja en su cometido, ahí está batallando, seguramente tiene en mente que Sucre tiene las posibilidades de surgir, que no todo está perdido; que está muy abandonado y casi desolado económicamente, socialmente y culturalmente, yo le agregaría, deportivamente. Ese es su sueño, sueño comprendido por pocos. Incomprendido, por esos muchos que creen que el pueblo puede cambiar si su voto es por el compañero de estudios, el primo, o el vecino. De esos muchos que creen que una persona exitosa no debe ni puede ser alcalde, “…ese ya tiene plata, para qué quiere más”, insólito, ¿verdad? Wilson es una persona que tiene la edad donde una persona está entrando a los 65 años, es el promedio para que los especialistas lo llamen, “La tercera edad”. Seguro que es un abuelo chocho y un padre muy querido por sus hijos. Su vida holgada le permite viajar a cualquier parte del mundo y del Perú, junto con su cónyuge, una o dos veces al año. Su sosiego no tiene límites, tiene a su familia, un buen lugar donde vivir, no tiene problemas financieros, hijos, nietos, familiares y amigos que lo quieren y respetan. ¿Por qué no descansar y disfrutar de lo que la vida, con esfuerzo, honradez y sacrificio de su parte, le han dado?

Comentan que Secundino está trabajando en una obra de envergadura, agua potable para Celendín, Jorge Chávez, José Gálvez y Sucre, con sus correspondientes caseríos. Mejor dicho, como dicen los jóvenes, “es un obrón”.  Es buen momento para que con su experiencia, ingenio y vehemencia, devele con propiedad, a los comuneros de la zona, su programa que aplicaría en caso llegue a la alcaldía. No puede desperdiciar este buen momento. “El cambio que Sucre espera lo podemos construir juntos”, slogan que identifica su lanzamiento a las elecciones municipales de este año. Recién comprobará, también, cuánta lealtad hay en sus posibles votantes.

Como anécdota quiero referirles algo que me causó gracia. Napoleón Zegarra, más conocido en nuestra tierra como Checa, tanteaba y tentaba su posible candidatura con los amigos de La Conga. Les voy a dar su panetón para diciembre. Gracias don Checa, pero que sea en lata ¿eh?. Me imagino que si les regalaba en bolsa, su derrota era 100% segura. Con esto quiero decir, no se puede uno fiar de los votantes, dicen, “te voy a apoyar, no te preocupes” y a la hora de entrar a la cámara oculta, apenas ven tu símbolo o foto, dicen, “naca la pirinaca”.

El poder es algo que sólo lo conocen los que han estado ahí y han tenido en sus manos decisiones que pocos mortales lo pueden tener. El poder es la droga con la cual rompes con amistades formadas por años, familia. Con el poder tus enemigos se vuelven tus mejores amigos. No desearía que estos dos amigos, Wilson y Secundino, caigan embriagados en ella. Sé que sus intenciones son las mejores. Ellos saben que en este pedregoso camino a las riendas del Sillón Municipal, van a encontrar dificultades. Desde el Huauco les deseo lo mejor.


Wito…

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