BODAS DE ORO
Todos los
pueblos del mundo han superado su forma de vida gracias a la educación y Sucre
no es la excepción. La Constitución
Política de cada uno de ellos, avala y alaba, como un Derecho del Ser Humano
(sea cual sea su condición social) : la Educación.
Cuando se llamaba Huauco: bello, dulce, tierno sonido
ancestral y, único nombre en el mundo; ahora Sucre (por algún capricho
político), el pueblo contaba con dos escuelas, la 83 de Varones y la 84 de Mujeres. El
“Andrés Mejía Zegarra”, la 83, con su staff de excelentes profesionales.
Dirigido por el director, don Merino … con su envidiable plana docente: Onésimo
Silva, Mariano aliaga, Quintiliano Velásquez, Oscar Rojas, Manuel Marín…todos
de primer nivel, o como dice ahora la juventud, A1. No tuve la suerte de que
alguno de ellos sea mi profesor, pero como vivía frente a la escuela podía
escuchar las clases del profesor Onésimo Silva: placentero, emotivo, vivencial,
tanto así que cuando les leía a los niños, lloraba cual novio enamorado por la
partida de la amada y reía a mandíbula batiente con alguna comedia del
personaje y, se acompañaba, con toques suaves de su eterna guitarra. Si no
retenías o aprendías algo de semejante cátedra eras sencillamente un “babieca”,
como solía decirles a los alumnos. Era el tiempo donde la letra con sangre
entraba (aunque sea cierto que habían y salían buenos alumnos, también se
asistía a un concierto paranoico de golpes abusivos) y uno se tenía que aplicar
si no quería recibir inmisericordes varillazos o una jalada de patillas, que
sólo de verlo, dolía el alma. Cuentan que uno de estos antiguos Maestros traía
su “Santo Negro” (una lonja de llanta de carro, “…si hubiera sido de bicicleta
no daba risa”), “…uno en la palma de la mano y te hacía ver estrellas en el mar
nublado…”. También eran tiempos donde el padre de familia le daba facultades
plenipotenciarias para disciplinar al más tranquilo de sus vástagos. O sea, por
ningún lado se podía escapar el niño travieso de recibir su buena dosis de
escarmiento y corregimiento, muchas de las veces con ensañamiento. Lo curioso
de todas estás “caricias”, los hijos de los Maestros eran “disciplinados”, en
casa y, con más rigor en la escuela, para ejemplo del parvulario, no
patibularios, estudiantil.
Surgía un enorme problema con los que terminaban su
primaria en el viejo Huauco: No tenía el centro educativo inmediato, mejor
dicho, la secundaria no existía. ¿Qué hacer? Una ardua, pero a la vez fructuosa
y beneficiosa batalla tenía que empezar a librarse. Los niños de padres adinerados
podían irse al “San Ramón” de Cajamarca, “San Juan” de Trujillo o al
prestigioso “Guadalupe” de Lima. Mientras, algunos se quedaban en Celendín, en
el Colegio Nacional “Javier Prado”. Grandes Unidades Escolares, de mucho
prestigio. Todos estas G.U.E. recibían a los foráneos previo examen, con esto,
los egresados de la 83 no tenían problemas,, eran superados por la excelente
preparación académica recibida por los
profesores arriba mentados. La mayoría de “primariosos” o “escueleros” se
quedaba en el Huauco a ayudar a sus padres y a trabajar en lo que se podía y
había. Las diferencias sociales eran notorias en la escuela: estaban los
enzapatados (4 o 5), hijos de hacendados o ricos comerciantes; los “llanquetejos”
(por la ojota o el llanque), niños que venían de las diferentes comunidades de
padres agricultores que querían que sus hijos les superen en educación y;
terminaban en los “patacala” o como decían en Huánuco, los “calachaquis”, o
sea, los descalzos, estos últimos eran los que se quedaban a “aplanar las
calles” después de sus labores diarias en la chacra o en casa. Estoy seguro que
cualquiera de ellos sigue teniendo el recuerdo de tan abnegados, educados y
bien vestidos; Maestros, del “Andrés Mejía Zegarra”. Qué por cierto, con los
cambios que se les antoja a los altos funcionarios en el sector educación, dejó
de ser “Andrés Mejía Zegarra” para llamarse simplemente, Institución Educativa
Publica N° 82427, fría, un simple número. Prefiero el anterior, suena a
huauqueño. Queda algo interesante, todos los lunes siguen cantando el Himno a
la vieja escuelita, “…Andrés Mejía Zegarra es el nombre…”, todos los niños a
viva y una sola voz.
“Tenemos que gestionar con las autoridades educativas
para que se haga realidad el sueño de la juventud, que nuestro Sucre tenga su
colegio, es hora de poner el hombro”, se decían Onésimo Silva con algunos de
sus colegas, el alcalde de esos años, don Eugenio Álvarez y muchos viejos
huauqueños preocupados por la educación de sus hijos. Documentación, firmas de
los ciudadanos pidiendo la creación de un Colegio Nacional Mixto, incluían el
nombre, San José, seguramente por el insigne José de Sucre, generalísimo de
Bolívar (político, estadista y militar venezolano, prócer de la independencia
americana, así como presidente de Bolivia, Gobernador de Perú, General en Jefe
del Ejército de la Gran Colombia y Comandante del Ejército del Sur). Algunos manifiestan
que no fue por el Gran Mariscal de Ayacucho, sino, por el padre del entonces
diputado, Alfonso Rodríguez, don José Rodríguez. Todos los papeles que requería el Ministerio
de Educación se habían adjuntado al requerimiento.
En Lima alguien
tenía que moverlos, sino, duerme en sus laureles. Los viajes a Lima no eran con
la comodidad que ahora uno se va (bus cama, avión). Cuatro o cinco días de
viaje, toda una odisea digna de
valientes. Sin embargo, el tesón conocido y temido de los viejos huauqueños no
desmayó en ningún momento. Don Alfonso Rodríguez Domínguez, diputado por Acción
Popular en ese entonces, fue el encargado de agilizar esa documentación
empolvada, que la eterna burocracia, en alguna profunda gaveta guardaba. Su
relación con el contumacino (Contumaza- Cajamarca-Perú), Javier Alva Orlandini, hombre de mucho poder en el
gobierno de Fernando Belaunde Terry, agilizó los documentos. Saliendo el
Decreto Supremo con la creación, firmado por el Arquitecto y Excelentísimo
Señor Presidente: Fernando Belaúnde Terry.
Me cuentan, que el
peso político del diputado en mención no estaba a la altura o que, como no le
puso la debida importancia al papeleo, los burócratas estaban en sus
garbanzales, qué más se querían. Como no había insistencia ni presión, dejaban
que la documentación siguiera por algún lugar del intrincado ministerio. A la
par, nuestros vecinos de José Gálvez, Huacapampa, hacían lo mimo, saliéndoles
una Resolución Ministerial para la formación de su colegio unos meses antes que
el de Sucre. Por ahí estaba Nazario, prominente intelectual huauqueño (odiado
por sus adversarios [hasta el día de hoy], nunca le perdonaron su grandeza y se
tejieron historias mezquinas alrededor
de él). Uno de los primeros indigenistas del Perú, poeta y Secretario Privado
del ex presidente, Manuel Prado Ugarteche. Nazario Chávez Aliaga llegó a ser su
Secretario y asesor del Consejo de Ministros de la Presidencia de la
República. Arriba digo que me cuentan, no viví esas épocas y algo hay que
contar por las Bodas de Oro de nuestro colegio. Don Nazario, movió sus
poderosos hilos en el poder y le sale a Sucre su más ansiado sueño. En el año
1964, Sucre, obtiene el visto bueno para la creación del Colegio Mixto “San
José” de Sucre.
Una batalla más ganada a base de punche y
buenas relaciones de nuestros viejos huauqueños.
Sin embargo, no todo fue un lecho
de rosas, había serias dificultades que tenían que vencer. Se formó una
comisión para la construcción del local
de los nuevos sanjosefinos. Mientras tanto la casa de doña Tina Salazar, quien
gentilmente lo ofreció, sirvió de buen recaudo para las primeras promociones
del Colegio. Fue nombrado como director, sacerdote de Sucre con algunos
abandonillos veniales, el reverendo padre, Gilberto Calderón. Atinada decisión,
pues los clérigos salen doctorados en teología, coloquiando con los alumnos
acerca de filosofía religiosa estaba enseñando. Y como profesores, estaban a la
mano los Maestros del Andrés Mejía Zegarra, no puede haber habido mejor
solución.
Como nada es eterno, la entidad
educativa que maneja la data de profesores y directores, nombró como director
al polémico, genial, polifacético, pintor, torero, conocía el inglés, griego,
latín, y algunos etc. más; a don Alfredo José María Rocha Zegarra. Tenía un
pecado para los celos profesionales, no era “pedagogo”. Fue ésta, causa de
desavenencias en el interior del reciente fundado San José. Se formaron grupos
que no aceptaban al “Loco Rocha”. Alfredo, firmaba sus solicitudes o cualquier
documentación como Alfredo Rocha Segarra, al preguntarle el tremendo error que
cometía, contestaba, “…la S es de sinvergüenza mi estimado amigo”. Sin embargo, sirios y troyanos, nunca podrán
decir que fue mediocre, pese a que de sus bondades es difícil que hablen. Otros
detractores sugieren, con más sutilidad, por ahí que también era cuestión de faldas,
podría ser, las “supremacías” había mermado. La verdad de la milanesa nunca se
sabrá.
Puede ser que la gran
interrogante del lugar de
nacimiento de don Alfredo sea un
misterioso y polémico. He sacado este
dato que puede servir de algo:
“En el Huauco, siendo las ocho de la mañana de mil
novecientos diecisiete, ante mi despacho se presentó don Juan Pío, a la vez el
niño Alfredo José María nacido el 17 de setiembre del presente año. Hijo
legitimo de Diógenes Rocha y de Estefanía Zegarra, siendo el primero de
veinticinco años de edad natural de
Celendín, profesión carpintero y la segunda de veinticinco años de edad natural
de Celendín, sombrera, mixtos, católicos a solicitar se asiente la referida
partida de nacimiento en el libro de Registro de Estado Civil.
Manifestó el señor Zegarra ser el padrino de bautizo, en fe
de lo cual firmaron conmigo que certifico.
Firman: Pedro Silva, Registrador, Juan Pío Zegarra,
declarante, Salomón Calla y José Sánchez. “.
Los que deseen conocer más acerca de este profesional a
carta cabal, pueden dirigirse al link http://sucremus.blogspot.com/2012/09/personajes-alfredo-jose-maria-rocha.html, o consultar al libro: “Personajes de mi
pueblo”, de Gutenberg Aliaga Zegarra y
Olindo Aliaga Rojas.
Con el ambiente enrarecido por los constantes roces, y no
queriendo que de esos roces llegaran a
salir chispas, termina su mandato como Director el 08 de marzo de 1965, la
mitad del Huauco se alegró y la otra mitad lloró.
A partir de este año tomó la batuta el profesor José Adriano
Bellina Sisniegas, hombre disciplinado que le gustaba fomentar el deporte, duró
poco tiempo, hasta el mes de junio de ese mismo año, 1965.
El 01 de agosto llega el sucesor de José Adriano, el
profesor Hernán Rogelio Chávez Álvarez, este duro un poco más, dirigió al
Colegio hasta el 31-03, de 1966. Se empeñó en seguir la construcción del centro
educativo.
Don Alfonso Montenegro Rodas asume el difícil cargo el día 01
de abril de de 1966, hasta el 25 de abril de 1969, tres años estuvo acompañando
a los hijos del pueblo en su formación.
Mario Avalos Linller, casi todos los que asumían el cargo y
este no fue la excepción, el mes abril,
vuelve a recibirlo, de 1969, hasta 1970.
Elmer Pedro Tejada Salazar, dos años duró su gestión,
1970-1972.
A éste le siguió don Efraín
Quintanilla Candía. Mención aparte a tan distinguido Maestro, llegué a
conocerlo. Esmirriado, enjuto, enérgico, educado y un verdadero pedagogo. Se lo
veía entrar a los salones donde el profesor no había llegado. En vez de
enojarnos, pues venía a quitarnos una hora de “chongo”, lo recibíamos con todo
respeto, sabíamos que la clase que nos iba a dar sería todo un aprendizaje
exquisito. Su carácter lo llevaba a ser parco con los alumnos, en él funcionaba
el total respeto del alumno al profesor con reprocidad. El alumno es alumno y
el profesor era el profesor, esto no lo hacía déspota, su conversación, hasta
el día de hoy, es gentil. En cierta oportunidad, en la misa del profesor
Quintiliano Velásquez, empinamos el codo y le pregunté, “…don Efraín, cuando
estuvo usted de director del colegio, fue los años que más laureles deportivos
le trajimos al San José, usted nos decía palabras bonitas pero nunca se acercó
a brindar una copa con nosotros…”. “Ustedes eran alumnos,… pero no hay ningún
problema, ahora te doy mis felicitaciones brindando, no con una, sino, con
muchas copas”. Grande Don Efraín. Su periodo fue, 1973 hasta 1980.
Santiago Galarreta Castro, el
“teacher”, como le decía todo el mundo. Recibió la encargatura de la dirección
por unos meses en el 80, específicamente, hasta noviembre de ese año. Fue el
creador y presidente del Club Deportivo Cultural “Independiente”. Nunca perdía
el sentido del humor, el equipo de sus amores perdía inmisericorde por goleada
y el alentándolos hasta el último minuto, “…vamos al empate muchachos…”. Las
personas que nunca fueron sus alumnos y personas extrañas lo conocían como “el profesor ticher”. Un
buen hombre, ocurrente, compañero bohemio, fumador empedernido, amigo, persona
muy estimada en el terruño. Llegó a se alcalde del pueblo por el APRA. Los
Galarreta forman parte de la historia de Sucre, pese a que él fue huamachuquino
(Huamachuco-La Libertad-Perú).
Le tocó el turno al profesor,
Silvestre Reyna: inteligente, alto para el común de los ciudadanos ( de ahí el
“Shilvazo”), joven, amigable, conversador, respetuoso. De conducta buena, no
amante del alcohol ni de los cigarrillos, ni de escándalos, padre amoroso y
preocupado por sus hijos. Algunos de sus alumnos lo conocen como “Gringo” Fue
nombrado director del Colegio cuando salí de él. De padres huauqueños, honrados,
respetados y conocidos comerciantes del barrio Minopampa. Egresado de la
Universidad de Trujillo como Licenciado en Historia del Perú e Historia
Universal. Desde 1981 hasta 1994. De Silvestre si podemos decir que todos sus
ex alumnos, jóvenes, lo tienen presente. He podido recopilar opiniones de
ellos, directamente o por intermedio del fascínate mundo cibernético. Juzguen
ustedes:
“En su momento fue un Director
mediocre, quizás por el hecho mismo que
cuando alguien te tiene caminando derechito en su línea, no te gusta, pero creo
que al final lo hizo bien, claro, gracias a la ayuda de su mujer… Nunca se
caracterizó por ser un comunicador social alto, tenia muchos problemas para
hablar… Nosotros lo llamábamos el " MESTE, iniciaba sus discursos,
“Mesteee, queridos alumnos…". “Y
¿qué tal era?”, “Bien…mudo”. Palabras sueltas de acá y de allá.
El legado de la dirección, por
poquísimo tiempo, fue al profesor Evergisto Aliaga Silva en 1994.
El actual Director, Pedro
Hermógenes Marín Araujo, asumió el prestigioso cargo en 1994, casi 19 años
conservando la difícil misión a la que fue encomendado. Muy atento él, como
dicen sus colegas, “a nada le dice no, aunque luego no lo haga”. Posiblemente
sea el encargado y a la vez tenga el honor, de estar presidiendo la tan
esperada “Bodas de Oro” del presente año que se avecina. Digo posiblemente
porque con el concurso, que hay por estos días, para la Dirección, a la que no
se presentará, el próximo año, 2013, tendríamos nuevo director. Pero él,
valientemente está coordinando y cooperando con las diferentes actividades a la
que los ex alumnos están abocados.
No nos cansaremos de decir que
“Todo tiempo pasado fue mejor”. En música, fútbol (recordemos que tenemos una
selección peruana que hace décadas que no va a un Mundial), lo que nos
comprábamos eran eternos no descartables, y, casi un 85 % convencido que en
Educación, la antigua, fue mejor. Pese a lo cruel que fue, ahí están esos 15 %
que faltan. Ahora pienso que es buena sólo el 15 %, por todos los adelantos
cognoscitivos, científicos, cibernéticos, pedagógicos, etc. El resto radica en
el triángulo, que se ha roto, Maestro, Alumno y Padre de Familia. Como padre de
familia, cómo puedo conversar con un profesor de mi colegio que me dice,
“…cuando haiga que tomarle el examen a su sobrina, le paso la voz”. Nunca
regresé y no sé si mi sobrina, que me había encargado hablarle, salió bien.
Este año, que cumplimos nuestras
Bodas de Oro de haber salido de las aulas de nuestro gran colegio, esperamos que todos hagamos un
esfuerzo y nos decidamos celebrarlo a la altura que nosotros mismos merecemos
por el simple y significativo hecho de ser ex alumnos del San José y
sanjosefinos por siempre. Seamos
tolerantes y generosos con nosotros mismos y con nuestros compañeros de
promoción y no dejemos que una fecha tan significativa como esta, pase
inadvertida sin haberla celebrado como se merece para felicidad de todos.
Hay que recordar y agradecer, ¿cómo no hacerlo?, si ahora, diez lustros después, aún
sentimos la influencia y la presencia en
nuestra vida cotidiana esa formación tan llena de valores, de
principios, de conocimientos, para formar parte de nuestras vidas.
Enseñanzas que marcan la diferencia con personas de diferentes pueblos y
formaciones; en buena parte se debe a nuestros profesores, algunos aún vivos,
con los achaques propios de la edad, acerquémonos a ellos a saludarlos, a
agradecerles con un buen apretón de manos o un efusivo abrazo, que aún los
recordamos. Saludos a esos Viejos Maestros, don Efraín, Silvestre, doña Esther,
Jobo, Julio, Raúl, Jaime (el que les decía a sus alumnos, “no seas guardia
hombre”, con ironía y el 51 % de sus alumnos se graduaban como tales
beneméritos), la profesora Quito, el Teacher Santiago. Mención aparte, las
cualidades y bondades personales de don Quirino y don Álvaro, eran totalmente
educativas, aprendíamos de ellos. Fabian, Ever, Ellos con sus virtudes y
defectos dejaron huellas en nuestras vidas, por todo ello, les estaremos
eternamente agradecidos.
Para los primeros sanjosefinos,
como para los jóvenes, seguramente recordarán más nombres, pido disculpas que
no hayamos investigado más, pero es nuestra modesta colaboración.
E&E
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