WITOTADAS

El último censo nacional, no sé con qué criterios, posesionó al distrito de Sucre, de la provincia de Celendín, del departamento de Cajamarca, “…no encontrarse entre los pueblo de pobreza, y/o, extrema pobreza”. Resulta ahora que Sucre, con cualquier gobierno edil, no puede tener asistencia del gobierno central en los programas destinados a este fin, “el asistencialismo”. “Ustedes no son prioridad…”. Las puertas están cerradas por este camino. A raíz de la oposición de los pueblos cajamarquinos a la no explotación de Conga, el gobierno ha cerrado muchos conductos de ayuda a los pueblos. Disminuyendo el presupuesto, el canon minero y todo lo que tenga que ver con la “ayuda social”. Si a esto le sumamos los problemas económicos, devastadores, de los municipios: pago de trabajadores, deudas de proyectos ejecutados en la anterior gestión…nadie quisiera estar en el pellejo de las nuevas autoridades.

Cualquiera que haya entrado al gobierno municipal se hubiese chocado con este impase. Le tocó a Wilson Zabaleta, pues tendrá que asumir las consecuencias y buscar los financiamientos para que el distrito con sus 24 caseríos, mejore su calidad de vida. La pregunta de sus opositores, pese a que hace, recién, siete meses asumieron sus funciones, es ¿dónde está la gran transformación de Wilson Zabaleta…? Sin dinero y con el tremendo problema de trabajadores, a nuestro Alcalde la vida se le está volviendo color de hormiga. ¿Cerca de cincuenta profesores “contratados”, con el sueldo mínimo, pagados por la municipalidad?, ¿y el sector educación qué hace para reparar esto? Cincuenta trabajadores: limpieza, secretarios, profesionales, combustible…la lista es larga. 

Pero no es una disculpa para que su calidad profesional se quede estancada. No quieren adelantar, ni anunciar, nada acerca de sus gestiones, personales, ante entidades y personalidades de entes gubernamentales, mientras no haya algo concreto y salga el presupuesto. Creo que serán “buenas nuevas” que callarán los rumores clásicos de los oponentes.

Lo que no calla el pueblo es la tozudez de mantener a ciertos personajes en cargos de mucha importancia en la municipalidad. Personajes que si no tuvieran “esa” responsabilidad, ni nos fijaríamos en ellos, la famosa “tolerancia” funciona en estos casos. Cuando se es servidor público, las cosas cambian, estás expuesto a la mirada y opinión de cualquier ciudadano. Éstos, no pueden tratar con desdén a la gente pobre que quiere un trabajo, cuando ellos están en esos encargos por la misma razón, que razonen y piensen que ellos no serán eternos en esas plazas. Lo que no se entiende, es que los gobernantes mantengan en esos puestos a personas conflictivas, de mal talante, agresivas, sin educación, irrespetuosos…etc. Es hora de buscar alternativas, la imagen de toda una carrera intachable no lo puede estar mancillando la necedad de la llamada lealtad, póngalos en otro sitio…donde están se prestan a conjeturas que van más allá de la malicia.

Wito…