Perú

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17.11.15

WITOTADAS

Cada cinco años, en nuestro Perú, la verdadera miseria humana arrasa con todos los que tenemos que acercarnos a las ánforas a elegir a un candidato que dirija el destino de nuestro país. En estos tiempos, previos, se rompen amistades, familiaridades y hasta matrimonios. Cada quien defiende a su postulante de forma obstinada y terca, llegando a faltarse el respeto y por ende, rompiendo vínculos afectivos de años. Se vienen las elecciones del 2016 y me he puesto a revisar los postulantes que muestran las encuestas y el desánimo se apodera de mí ser.

Keiko Fujimori, muy astuta ella con sus declaraciones en Harvard, no le creo absolutamente nada. Creo que llegará a pedir “perdón” por el “excesos” del gobierno de su padre para ganarse algunos votos más. Y en sus mítines seguirá con “el mejor presidente del Perú, combatió al terrorismo y bla, bla, bla”, la misma cantaleta que sus enceguecidos seguidores lo repiten como un estribillo de moda. Sigue y seguirá rodeada de Martha Chávez, Luz Salgado y ese tal Aguinaga…etc. Y quién sabe si no está asesorada de su “tío” Vladi. Imposible, nones.

Jamás votaría por Alan García. Cuando me pongo a escucharlo, a muchos les pasa, es encantador, pareciera que Pepe Mujica es malo frente a tremendo sinvergüenza. Su cinismo no tiene limites.No tiene ningún derecho a gobernarnos por tercera vez. Nunca enfrentó los juicios de su primer gobierno amparándose en la prescripción. Ha convertido el partido histórico del APRA en su chacra y a sus seguidores en verdaderos monigotes, manipulándolos para defenderlo como verdaderos “imbéciles”. Sólo en un país como el nuestro se puede permitir a un tipo tan descarado como Alan de candidato.
El gringo Pedro Pablo, que se viste hasta de campesino para salir en los medios de comunicación, cuando en el fondo, por sus declaraciones, siente asco por el cholo: por su olor, su vestimenta, su comida, su forma de hablar. No votaría por alguien que desprecia mi raza, mis ancestros… que siga con su vida de asesor de grandes transnacionales, ostentosa y frívola, seguro que lo hace mejor.

Tampoco podría votar por un verdadero mitómano, Toledo, que enmascara sus mentiras con más mentiras. Y la verdad siempre sale a flote. Su moral ha descendido a lugares que pocos llegan y no por sus enemigos, sino, por él mismo. Otra vez lo vemos de candidato y en campaña, esta vez por una ambición personal. No fue un mal gobernante, pero a la luz de la verdad, no tiene ya qué ofrecernos.

Siguen el pastor Lay con Acuña. El primero rigiéndose por la ley divina que le ordena no conceder derechos a los homosexuales, el aborto es una ignominia y que nuestras leyes están bien. Mientras que el dueño de la Universidad César Vallejo (qué desgracia para nuestro vate) cree que todos nosotros tenemos un precio y que nuestra dignidad se puede comprar por unas cuantas pesetas. Y encima, un maltratador de mujeres, su aún esposa está de testigo.

¿Verónica Mendoza? Joven e inexperta, dubitativa, sin convicciones solidas. Tiene un tiempo para que sea asesorada por los encumbrados ideólogos de la izquierda. Hubiese preferido a la señora Susana Villarán. Pero recuerdo que estamos en nuestro Perú y me digo…en fin.

Wito…

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